Durante los primeros meses de 2023 el mundo ha podido constatar un deterioro de las relaciones entre China y Taiwán. La tensión se encuentra hoy en un punto máximo. No obstante, el escenario forma parte de una larga historia de desacuerdos en el Estrecho de Taiwán. La primera crisis podría ubicarse en 1944- 1945, después de la Guerra Civil China, cuando las fuerzas comunistas de Mao Zedong desplazaron a la isla de Taiwán al gobierno nacionalista de Chiang Kai-shek. Mientras para Taiwán este hecho constituyó el nacimiento de la república, para China Popular el exilio nunca quebrantó la idea de “una sola China”.
Con mayor o menor intensidad, en ocasiones con uso de las armas, desde la separación han ocurrido varias “crisis del estrecho”. Por influencia de la Guerra Fría, Estados Unidos ha concedido por décadas al archipiélago algún grado de protección política, económica o militar. En el presente, las desconfianzas entre ambas repúblicas se vienen acumulando desde mediados del año pasado,
cuando en agosto la presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Nancy Pelosi, visitó en Taipéi a la presidente de Taiwán, Tsai Ing-wen. Seis meses más tarde, la molestia de China se exacerbó con una reunión similar en California entre la Presidenta Tsai y el sucesor de Pelosi, Kevin McCarthy. “La amistad entre Estados Unidos y la gente de Taiwán nunca había sido más fuerte”, afirmó el congresista (DW, 2023). Pekín reaccionó con ejercicios militares durante tres días, que simularon un bloqueo a la isla con buques y aviones de combate. Washington, por su parte, ordenó el tránsito por la zona del Estrecho de un destructor lanzamisiles.
La incomodidad del presidente Xi Jinping con esta intensa cercanía entre Taiwán y Estados Unidos tiene que ver con la posibilidad de que el Presidente Biden respalde militarmente la independencia taiwanesa, en contra de la posición de “Una sola China”. En realidad, la mayor parte del mundo adscribe al principio de un país unificado, incluyendo al propio Estados Unidos, la ONU2, la Unión Europea y también Chile, siendo sólo trece los países que reconocen a esta nación como una república independiente. Esta situación contrasta con la realidad de Taiwán, que en la práctica funciona como un estado democrático autónomo, con un sistema presidencial regido por la Constitución de 1947, ubicado en el lugar N°22 del ránking mundial de PIB anual, por su espectacular desarrollo económico. Para China, esta sólida democracia cuestionaría los valores asiáticos, y ello significaría un riesgo de separación de la tierra madre (Delage, 1996). Hace sólo meses, Xi advirtió que “Taiwán es de China” y que no renunciará al uso de la fuerza armada para lograr la reunificación (El País, 2022).
Sin embargo, desafiando algunos pronósticos, la alta temperatura en el Estrecho debería ir bajando progresivamente. En ello, pesan cuatro décadas de “ambigüedad estratégica”, como se ha denominado a la política exterior estadounidense hacia Taiwán. Consiste en la abstención de establecer una posición clara sobre la defensa militar de las islas, para no provocar a China, y al mismo tiempo, en la entrega de variados recursos militares a Taipéi para su autoprotección. Esta actitud está amparada en la “Ley de Relaciones con Taiwán” de 1979, que garantiza que el Ejecutivo de turno no puede cambiar de rumbo sin la aprobación del Congreso. Así, si bien es cierto que las reuniones de la presidenta Tsai parecieron inclinar la balanza americana a favor de Taiwán, ninguna de las dos visitas incluyó el apoyo de la Casa Blanca. La nueva Taiwan Policy Act de 2022, si bien representa una demostración de fuerza disuasiva por parte de Estados Unidos, amenazando con sanciones contra la República Popular China por acciones hostiles contra Taiwán, no establece en su texto represalias bélicas.
Para entender, entonces, el aumento de las hostilidades Pekín- Taipéi, es crucial comprender la relevancia de la presidenta Tsai Ing-wen. Reconocida como una de las personas más influyentes del mundo3, esta destacada economista, diplomática y política ha logrado que por primera vez el Partido Democrático Progresista (PDP), de ideas liberales, democráticas y anticomunistas, gobierne por dos períodos consecutivos en Taiwán (2016-2020, y luego 2020-2024). Para Tsai, tanto la noción de “una sola China” como la de “un país, dos sistemas” —que fundamenta la posición de China frente a Hong-Kong— son inaceptables. La independencia de Taiwán, en su ideario, es una obviedad, y mantener relaciones estables con Estados Unidos, una necesidad. No obstante, se acaba el tiempo de Tsai. Además de ser éste su segundo y último mandato, a fines de 2022 tuvo que pagar personalmente el costo político de la derrota del PDP en elecciones municipales, al renunciar a la presidencia del partido (Fei/Bloomberg, 2022). De este modo, el mundo podría estar presenciando sus últimas jugadas para fracturar la “ambigüedad” de Washington.
Las elecciones presidenciales taiwanesas de enero de 2024 abren un espacio de cambio en las relaciones en el Estrecho. El candidato de Tsai, el vicepresidente William Lai, se enfrentará a un fortalecido Kuomintang (KMT), partido político nacionalista cuya hegemonía en el poder se había mantenido por casi un siglo, y que acaba de ganar importantes alcaldías, como la capital Taipéi. Si bien su carta electoral será definida en junio, un antecedente insoslayable es el viaje a China realizado hace sólo días atrás por el ex presidente de Taiwán y miembro del KMT, Ma Ying-jeou, visita histórica, ya que es la primera vez que un ex jefe de Estado taiwanés visita China continental desde 1949. Actualmente, si bien el KMT niega ser un partido pro China, afirma que el acercamiento entre ambas repúblicas es más necesario que nunca.
El nuevo rol de mediador del presidente Xi Jinping es otra brisa de calma que sopla en el Estrecho. Su debut ha sido hace un mes, durante su visita a Vladimir Putin en Moscú. El presidente Zelenski ha decidido poner a prueba este difícil papel conciliador, solicitándole ayuda hace unos días atrás con la repatriación de niños ucranianos deportados a Rusia que, según Kiev, ascenderían a 16 mil (T13.cl, 2023). Si China tiene vocación por convertirse en una potencia global que preserve y administre la paz mundial, un ataque armado a Taiwán sería, al menos, un contrasentido.
Referencias:
Delage, F. (1 de 03 de 1996). Taiwán, la primera democracia china. Obtenido de https://www.politicaexterior.com/articulo/taiwan-la-primera- democracia-china/
DW. (5 de 04 de 2023). McCarthy celebra amistad con Taiwán en medio de la tensión política con China. Obtenido de https://www.dw.com/es/mccarthy-celebra-amistad-con- taiw%C3%A1n-en-medio-de-la-tensi%C3%B3n-pol%C3%ADtica-con- china/a-65241914
El País. (16 de abril de 2022). Xi advierte de que no va a “renunciar al uso de la fuerza armada” para lograr la reunificación con Taiwán. Obtenido de https://elpais.com/internacional/2022-10-16/xi-advierte-de-que-no- va-a-renunciar-el-uso-de-la-fuerza-armada-para-lograr-la- reunificacion-con-taiwan.html
Fei/Bloomberg, L. Y. (26 de noviembre de 2022). Los taiwaneses propinan un duro correctivo al partido gubernamental en las municipales. Obtenido de https://www.elperiodico.com/es/internacional/20221126/taiwanese s-propinan-duro-correctivo-partido-79155217
Lin, G., & Zhou, W. (2018). Does Taiwan Matter to the United States? Policy Debates on Taiwan Abandonment and Beyond. China Review, 177-206.
T13.cl. (28 de abril de 2023). Zelenski pide ayuda de Xi Jinping para repatriar a niños ucranianos deportados por Rusia. Obtenido de https://www.t13.cl/noticia/mundo/zelenski-pide-ayuda-xi-jinping- para-repatriar-ninos-ucranianos-deportados-rusia-28-4-2023