Centro de Estudios de la Academia de Guerra

La reunión a la que asistió el presidente Zelenski el día 28 de febrero 2025 en el salón Oval de la Casa Blanca, a invitación de su homólogo el Presidente Trump, que lo recibió en compañía de los principales integrantes de su gobierno y de su Vicepresidente J. D Vance, se desarrolló en medio de gran expectación y transcurrió sin sobresaltos la mayor parte del tiempo (Nytimes, 2025).   

En dicha ocasión, Zelenski dejó entrever que no firmaría el acuerdo de “minerales y tierras raras” si no se le otorgaban “garantías de seguridad a Ucrania” frente a su agresor Rusia y que no privilegiaba “la vía diplomática” para la resolución del conflicto bélico (BBC, 2025).    

En los últimos minutos de la reunión, al ser conminado a seguir la “vía diplomática”, se manifiesta contra esa posibilidad, señalando que Rusia no cumple con sus acuerdos. Frente a esto, surge un altercado con el Vicepresidente J.D. Vance, inclinado por la vía política utilizada por Trump para acercarse a Rusia y obtener, en primera instancia, un “alto el fuego” y, posteriormente, el inicio de “negociaciones de paz” que puedan culminar en un “Acuerdo de Paz” y posterior término del conflicto.

En la discusión ocasionada, se le recrimina a Zelenski ser “poco agradecido con Estados Unidos”, sin cuyo aporte económico y militar, Ucrania no habría podido sostener sus tropas en el campo de batalla. De momento y en los hechos se rompen las relaciones entre Zelenski y el presidente Trump, publicitándose lo sucedido como un grave error en el proceder del primero.

La posición de Reino Unido y la Unión Europea

Posterior a los sucesos señalados, el 1 de marzo, Zelenski fue recibido en su residencia oficial – del 10 de Downing Street – por el Primer ministro, Keir Starmer, y al día siguiente, por los líderes de Europa en una “cumbre informal”, citada para escenificar el apoyo europeo al presidente ucraniano, la que culminó con un acuerdo entre las naciones, incluyendo a Turquía y Canadá, de cuatro puntos donde se enfatiza en la mantención del flujo de ayuda militar a Ucrania (BBC, 2025). En todo este asunto, el Reino Unido ha asumido un gran riesgo al avalar a Zelenski y trasladar una guerra que era, en los hechos, de Estados Unidos y de la OTAN, a Europa frente a una potencia nuclear (EFE, 2025). 

El Pragmatismo norteamericano

Pese a lo señalado y debido al pragmatismo de la administración Trump, Estados Unidos no dejó cerrada ninguna opción para Ucrania y ha aprovechado este contexto para impulsar a Europa a asumir su responsabilidad, ya sea en la etapa de guerra como en la de post guerra.

En este contexto y con el objeto de obligar a Zelenski a privilegiar la vía diplomática de negociación, Estados Unidos estableció una pausa en la ayuda militar y de inteligencia que proporciona a Ucrania (Legrandcontinent, 2025). La presión fue muy fuerte, ya que es poco probable que la ayuda económica europea (800 mil millones de euros), sustentada mayoritariamente en deuda pactada a largo plazo, pueda cubrir por si sola el apoyo militar y económico de Estados Unidos (Rfi, 2025).

Transacción y “realismo defensivo”

Las acciones emprendidas por Donald Trump respecto de Rusia implican una forma de negociar respaldada por el “realismo defensivo”. En una primera etapa, ya culminada, envió a Steve Witkoff como emisario de alto nivel a Rusia y posteriormente realizó una llamada telefónica a su homólogo el presidente Putin, con el objeto de restablecer las relaciones bilaterales rotas hace ya muchos años. El desarrollo de una mayor confianza es la condición previa para que Estados Unidos, aún en sus inmensas diferencias con la Federación de Rusia, pueda presentarse como intermediario válido en el conflicto europeo de Ucrania. El Plan norteamericano continuó con el inicio de conversaciones entre Estados Unidos y Ucrania en Yedda, Arabia Saudita.

El peligro de una Tercera Guerra Mundial

Mientras que Estados Unidos prioriza un “camino diplomático” para llegar lo más pronto posible a un “alto el fuego”, Ucrania prioriza la búsqueda de “garantías de seguridad permanente” para el país. Esta diferencia es la que, según el presidente Trump, acerca a Europa, apoyada por Reino Unido y bajo la dirección del presidente de Francia Emmanuel Macron, a una tercera Guerra Mundial de características nucleares. Para Estados Unidos, el camino a la paz significa llevar a Rusia y Ucrania a una mesa de negociaciones, por lo que presiona con eventuales sanciones a la primera y con la pérdida de su apoyo económico y militar a la segunda (Marquesina, 2025).

Referencias a Ucrania en el discurso del “Estado de la Unión” del presidente Trump

El mismo día martes 4 de marzo 2025 en que el presidente Trump entregaba, en una sesión conjunta del Congreso, su discurso sobre el “Estado de la Unión” recibió una misiva del presidente Zelenski disculpándose, haciéndola presente en su alocución y agradeciéndola (Legrandcontinent, 2025). Señaló “Hoy recibí una carta importante del presidente Zelenski; la carta dice que Ucrania está lista para venir a sentarse a la mesa de negociaciones, lo antes posible, para lograr una paz duradera. Nadie quiere la paz más que los ucranianos”. En la misiva, Zelenski también señala que los ucranianos están listos para  trabajar bajo el fuerte liderazgo del Presidente Trump (ElTiempo, 2025).

Reunión en Jedda (Arabia Saudita) promovida por Trump

Ya es conocido que la administración Trump ha cambiado de manera radical la política exterior norteamericana y dentro de ese contexto, la visión de Washington sobre el conflicto ucraniano. Trump considera que “en temas claves, solo hablando se puede avanzar”. De esta manera, en la reunión de Jedda, del 11 de marzo, se abordaron las diferencias que generaron la suspensión de la asistencia militar estadounidense a Ucrania y el distanciamiento entre Trump y Zelenski de las últimas semanas (Infobae, 2025).

Figura 1 Ucrania acepta una tregua de 30 días. (Nytimes, 2025).

Se busca “recomponer las relaciones”, definir una posición sobre el asunto ucraniano y lograr un “alto el fuego” que permita iniciar negociaciones de paz con Rusia.

 

Los equipos negociadores

El equipo ucraniano estuvo liderado por Andriy Yermak, Jefe de Gabinete del presidente Volodimir Zelenski, el Coronel Pavló Palisa, asesor militar del presidente y los ministros de Exteriores y Defensa Andrí Sibiga y Rustem Umérov, respectivamente. Yermak, representa la postura de Kiev de “Defender los intereses ucranianos y conseguir una paz justa y duradera”.

El equipo norteamericano estuvo integrado por el asesor de Seguridad Nacional y el Secretario de Estado, Mike Waltz y Marco Rubio, respectivamente. Waltz señaló que la delegación ucraniana comparte la visión del presidente Trump para lograr la paz. Rubio señaló que no habrá un “alto el fuego” ni un fin para esta guerra sin concesiones de ambas partes y que después de ocho horas de debate, la situación quedó dependiendo de la respuesta rusa, que demostrará la verdadera posición del Kremlin.

El Acuerdo de una Tregua

Como resultado de esta reunión, Kiev respaldó la propuesta de Estados Unidos de un “alto el fuego” inmediato y provisional de 30 días e inmediatamente Estados Unidos levantó la pausa a la ayuda militar e intercambio de inteligencia a Ucrania. Seguidamente, por medio del enviado especial de Donald Trump para Oriente Medio Steve Witkoff, que llegó el mismo jueves 13 de marzo a Moscú, Estados Unidos entregó los detalles de la propuesta a Vladimir Putin, en el entendido que cualquier tregua o alto el fuego está condicionado a la aprobación del gobierno ruso. Putin respondió preliminarmente entregando información relevante para ser analizada por Estados Unidos (Nytimes, 2025).

El mundo quedó a la espera de la respuesta del Presidente ruso a la propuesta de Estados Unidos, la que se empezó a conocer prontamente, primero por medio del portavoz ruso Dimitri Peskov y luego por el propio presidente Putin.

Después de reunirse con Witkoff y recibir mensajes desde Estados Unidos, Putin señaló que “la idea de un alto el fuego es interesante” y la aceptaba, pero con matices, condiciones o reservas, de manera que aunque no pueda entregar una aprobación inmediata, valora esta señal de buena voluntad de Washington que abre la puerta a nuevas conversaciones con el presidente Trump, con quien señaló querer conversar para afinar los detalles y responder conjuntamente las preguntas que nacen de su presentación. De esta manera, señaló, queda mucho trabajo por hacer.

Entre otros aspectos Putin señala que “nosotros estamos de acuerdo con la propuesta de cesar los combates, pero respecto de su implementación surgen muchas dudas. En primer lugar, la pregunta sobre quien verificaría el alto el fuego a lo largo de un frente de batalla tan extenso”. Ello, porque durante los 30 días contemplados Ucrania podría continuar con la movilización forzosa y sus unidades movilizadas, continuar recibiendo armas y municiones. Al respecto Putin exige garantías para Rusia y que esta tregua debería conducir a una paz duradera, eliminando las causas profundas que originaron esta crisis (Elconfidencial, 2025)

Las condiciones que impone Putin para terminar la guerra son altamente inaceptables, inflexibles y maximalistas para Kiev y sus aliados, de manera que el proceso se complejiza. Sus demandas están muy lejos de lo que Ucrania y Occidente aceptarían. Putin ha recogido hasta ahora las ventajas de una victoria militar en curso, difícilmente arrebatable, pero aún no ha conseguido el “objetivo político de la guerra” cuál es, controlar Ucrania o la mayor parte de su territorio.

Al respecto, los servicios de inteligencia de Estados Unidos señalan que a pesar de los esfuerzos del presidente Trump por terminar la guerra, Putin no ha abandonado sus deseos de controlar a Ucrania y llegar hasta Kiev. De esta manera afirman también que aunque aceptara la tregua, es muy posible que viole sus términos, por lo que es necesario ser muy cautelosos al momento de analizar su contrapropuesta y las condiciones que involucra.

Prueba de lo señalado es que, mientras recibe la propuesta de Estados Unidos, en paralelo está creando “un espacio defensivo” en la frontera, donde ha desplegado complejos sistemas militares de armas nucleares.

Entre otras condiciones, Rusia hace ver las siguientes
El Kremlin rechaza cualquier posibilidad de devolver cualquier territorio ocupado, en referencia a Crimea, Sebastopol, Kherson, Zaporiyia, Donetsk y Lugansk, los que ya se encuentran inscritos en la “Constitución de la Federación de Rusia” y constituyen regiones del país. Exige que su anexión sea reconocida internacionalmente como legítima.

Rusia exige la desmilitarización de Ucrania, reduciendo el tamaño de su ejército e impidiendo el ingreso de tropas extranjeras a su territorio como parte de “fuerzas de paz” o derechamente tropas de la OTAN. Del mismo modo, exige garantías de que Ucrania no ingresará en la OTAN, asunto que es considerado esencial.

Rusia está especialmente interesada en la eliminación de las sanciones económicas impuestas por la administración de Joe Biden que debilitan la economía rusa y dificultan su industria militar. Particularmente le interesa la eliminación de las restricciones sobre pagos transnacionales, así como de la venta de gas y petróleo. Igualmente, Rusia espera recuperar los más de 300.000 millones de dólares en activos, del Banco Central ruso en Occidente, que le fueron congelados (Infobae, 2025).  

Declaraciones del presidente Zelensky
En la víspera de la entrega de la propuesta a Putin, el día jueves 13 el presidente Zelenski señaló no creer que este apoye el plan de paz parcial. Señaló “Hemos escuchado las predecibles y manipuladoras palabras de Putin en respuesta a la propuesta de un alto el fuego. Si bien está preparando una negativa, teme decirle al presidente Trump que quiere continuar esta guerra. Por eso en Moscú han planteado un “alto el fuego” con unas condiciones, que no se pueden aceptar” (France 24, 2025).

Conclusiones

Donald Trump ha cambiado radicalmente la política exterior de Estados Unidos, al incorporar a Rusia como un actor europeo válido y estar en camino de recomponer sus relaciones diplomáticas, suspendidas hace años. En tal sentido, ha buscado privilegiar la vía diplomática, respaldada por la fuerza y llegar a establecer un “alto el fuego” antes de iniciar las negociaciones de un “Acuerdo de Paz”, basándose en este caso en una perspectiva de “realismo defensivo”.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de Washington, podría ser que la tregua propuesta no fuese aceptada por Rusia o sea aceptada con reparos y condiciones inaceptables. Ello, porque Rusia está avanzando en el campo de batalla en Ucrania y cualquier cese de hostilidades se traduciría en una pausa operacional que podría permitir a las fuerzas ucranianas recuperar su eficiencia de combate. Del mismo modo, las fuerzas ucranianas en Kursk han sido prácticamente desalojadas en su totalidad y las que quedan en dicho territorio están siendo cercadas exponiendo a la ciudad de Sumy, aledaña a 30 km de la frontera con Rusia.

En consecuencia, es posible que Rusia, más allá de no negar la posibilidad de una tregua e incluso encontrar que se trata de una idea interesante, en realidad no persiga materializarla sino, llegar directamente a un “acuerdo de paz”, que establezca garantías para Moscú y que aborde los aspectos de fondo del conflicto, permitiendo llegar a lo que denomina “una paz verdaderamente duradera”.    

Se estima que para llegar a un “acuerdo de paz” el presidente Zelenski deberá ceder, de alguna forma, los territorios actualmente ocupados por Rusia. Este es uno de los temas más sensibles, dado que al no haber podido defenderlos por la vía militar, ahora tendrían que cederlos, para terminar con la violencia que está asolando a su población. Por su parte, se aprecia que Estados Unidos podría salir victorioso, logrando equilibrar la situación europea – aunque con gran controversia con los estados de Europa Occidental – además de lograr tener acceso a las denominadas “tierras raras” de Ucrania, que son materia prima esencial en el desarrollo tecnológico actual.

Finalmente, se puede afirmar que al presente, se evidencia que efectivamente Vladimir Putin no quiere disgustar al presidente Trump, pero tampoco a su propia jerarquía militar y política del Kremlin. Por ello, nos encontramos en la posibilidad que, dadas las condiciones que está exigiendo para establecer la tregua, pretenda en realidad que Rusia se involucre en negociaciones prolongadas, sin rechazar abiertamente la propuesta.

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