El país del Himalaya se encuentra sumido en una grave crisis política tras las protestas generalizadas lideradas por jóvenes que comenzaron a principios de esta semana. Nepal, sin salida al mar, está situado entre la India y China, en la vertiente sur de la cordillera del Himalaya. Tiene una población estimada para el año 2025 de 30.147.000 de habitantes en un pequeño territorio de 147.181 km² y su capital es Katmandú. (Encyclopedia Britannica, 2025).

Figura N°1 Mapa de Nepal Nota: Google (2025).
Lo que comenzó como una indignación por la prohibición de las principales plataformas de redes sociales impuesta por el Gobierno se ha convertido en los disturbios más violentos del país en décadas, impulsados por una profunda frustración causada por la corrupción, la desigualdad económica y el nepotismo político. El movimiento de la generación Z[1] se ha organizado a través de las redes sociales, con vídeos virales que amplifican las demandas de rendición de cuentas, fundamentales para expresar el descontento. Todo lo anterior considerando que Nepal es el país con más tráfico de datos móviles del mundo (Visual Capitalist, 2025).
[1] La Generación Z, también conocida como Gen Z o zoomers, es el grupo demográfico nacido aproximadamente entre 1997 y 2012.

Las protestas en cuestión han causado al menos 22 muertos, cientos de heridos e importantes daños en la infraestructura gubernamental (The Japan Times, 2025). Por ejemplo, Jhala Nath Khanal, un destacado político nepalí, sufrió el incendio de su casa en Katmandú a manos de manifestantes el 9 de septiembre. Su esposa resultó gravemente quemada y tuvo que ser hospitalizada en el Hospital de Quemados de Kirtipur (Khabarhub, Nepal, 2025). Los estudiantes continuaron incendiando edificios privados (The Print, 2025) y gubernamentales, entre ellos el parlamento nacional, la residencia del primer ministro y las oficinas de los medios de comunicación estatales. Como contraparte, la muerte de jóvenes durante los disturbios ha sumido a Nepal en una crisis más profunda, con serias repercusiones políticas. Así, el ministro del Interior, Ramesh Lekhak, presentó su dimisión el lunes por la noche alegando responsabilidad moral y, el día martes 9, dimitió el primer ministro, KP Sharma Oli, lo que llevó al presidente, Ram Chandra Poudel, a ofrecer mantener conversaciones con los manifestantes. Sin embargo, los miles de jóvenes que salieron a las calles exigen más: la disolución del Parlamento y la celebración de nuevas elecciones. Los manifestantes han encontrado el apoyo de algunos sectores de la clase política, entre ellos Balen Shah, alcalde de Katmandú (Al Jazeera, 2025).
Figura N°2 Tráfico de datos móviles por teléfono celular en 2024 en GB al mes (Nepal, junto a India y Bután, está primero en el mundo) Nota:Visual Capitalist (2025).

Figura N°3 El hotel Hilton de Katmandú completamente quemado durante las recientes protestas Nota: The Print (2025).
Por otro lado, el mismo martes 9 de septiembre, el jefe del Estado Mayor del Ejército nepalí, Ashok Raj Sigdel, difundió un mensaje de video en el que pedía la paz, y a medianoche desplegó soldados en la capital para mantener el orden interno. (The Business Standard, 2025). Aunque Oli sigue al frente de un Gobierno interino tras presentar su renuncia, los medios locales informaron de que él y Poudel permanecen bajo la protección del Ejército para garantizar su integridad física (The Indian Express, 2025).
Causas y contexto más amplio
El punto de inflexión se produjo cuando el Gobierno ordenó el cierre repentino de plataformas de redes sociales, tales como Facebook, Instagram y YouTube, fundamentales para la vida social y cívica de una generación que ha crecido en Internet y desde donde se les criticaba fuertemente. Las protestas comenzaron de forma pacífica, pero derivaron en una oleada de violencia (The Nepali Dispora, 2025).
No obstante, las protestas no solo se deben a la prohibición de las redes sociales, sino que también reflejan problemas latentes que llevan mucho tiempo sin resolverse en Nepal: un país que aún se está recuperando del terremoto de 2015, de la inestabilidad política derivada desde el fin de la monarquía en 2008 y de las dificultades económicas propias de un país pobre. Entre las principales quejas se encuentran el nepotismo, la corrupción, la pobreza y la desigualdad económica.
En cuanto al nepotismo y la corrupción, los manifestantes denuncian que una pequeña élite política arraigada, que se alterna en el poder desde 2015, es criticada por su nepotismo y su relativamente lujoso estilo de vida, muy alejado del de la mayoría de la población. La organización Transparency International clasifica a Nepal como uno de los países más corruptos de Asia (Transparency International, 2025).
La pobreza de un país con una renta per cápita de solo 1.300 de dólares (Fondo Monetario Internacional, 2025), la desigualdad económica y la insuficiencia de los servicios públicos esenciales, como la salud y la educación, agravan la frustración. Además, el alto desempleo juvenil y la dependencia de las remesas de familiares en el extranjero aumentan aún más las tensiones. Muchos jóvenes se ven obligados a emigrar en busca de trabajo, lo que alimenta la desilusión por las promesas incumplidas del Gobierno.
Otras causas
Adicionalmente, existe una lucha soterrada entre quienes proponen un gobierno monárquico y quienes proponen un gobierno republicano, lo que aumenta la inestabilidad política. Por otro lado, especialmente en India, se suelen enmarcar los disturbios en Nepal desde la perspectiva de las tensiones geopolíticas, presentando a este país como un campo de batalla entre India y China (The Hindu, 2025) e incluso, ahora, el Deep State de Estados Unidos (EE.UU), que, según algunos, estaría tratando de hacer un cambio de régimen (India Today, 2025) y (The Times of India, 2025).
Situación actual e impactos
El 9 de septiembre, el Gobierno levantó la prohibición antes impuesta a las redes sociales. Sin embargo, para muchos nepalíes el daño ya está hecho. La prohibición puede haber desaparecido, pero la muerte de muchos jóvenes ha hecho que la confianza en quienes la impusieron se haya visto completamente mermada.
Aunque el ejército y la policía están patrullando, siguen llegando informes de saqueos, incendios provocados y ataques a funcionarios del Estado (por ejemplo, a corruptos que huyen en helicóptero). Los hospitales están desbordados y el Ministerio de Salud pide donaciones de sangre. El comercio fronterizo con India se ha paralizado, lo que afecta a las empresas locales. El cierre del aeropuerto perturba el turismo y la falta de remesas de los nepalíes que viven en el extranjero, fundamentales para la economía del país, es un problema grave. De hecho, la prohibición de las redes sociales aisló a las familias de los trabajadores migrantes en el extranjero que envían a casa 11.000 millones de dólares al año, lo que representa el 26% de la economía de Nepal (The New York Times, 2025).
El presidente Paudel ha invitado a los líderes de la Generación Z a mantener conversaciones. Según la Constitución de Nepal, el presidente debe invitar al partido o coalición que cuente con la mayoría en el Parlamento a formar gobierno. Sin embargo, los partidos tradicionales han perdido legitimidad a los ojos de los manifestantes, que exigen la disolución del Parlamento, una nueva legislación —que inicialmente podría aprobarse sin el Parlamento— y nuevas elecciones. Los observadores políticos afirman que, aunque proceder de acuerdo con la Constitución podría no ser práctico debido a la exigencia de los manifestantes de disolver el Parlamento, un gobierno interino liderado por figuras públicas podría ofrecer una salida, y que el escenario más probable será una negociación entre los manifestantes y el Ejército (Nikkei Asia, 2025).
Por otra parte, la tendencia de los análisis procedentes de Occidente considera este problema como un conflicto interno (por corrupción, nepotismo, pobreza, etc.), aun cuando existen otras perspectivas que indican una influencia exterior/interestatal, donde los intereses de terceros actores podrían haber potenciado el quiebre institucional de Nepal. Arnaud Bertrand, un francés que ha vivido muchos años en China y algo en Nepal, piensa que este último país es extremadamente disfuncional para ser objeto de lucha entre potencias, ya que tiene la geografía más difícil del mundo: devastado por grandes tormentas, asolado por frecuentes terremotos, no tiene salida al mar, que se sitúa tapón entre dos grandes potencias (China e India) y está a merced de India para prácticamente todas las importaciones y exportaciones (debido a la barrera del Himalaya con China). Según Bertrand, lo más probable es que la disfuncionalidad de Nepal no requiera una orquestación extranjera, ya que sus propias circunstancias la garantizan de forma gratuita. En cualquier caso, la cuestión sería en gran medida irrelevante, ya que incluso si la violencia fuera causada por alguna potencia extranjera, sería una victoria pírrica para todos los implicados. EE.UU. ganaría influencia sobre un gobierno incapaz de gobernar, en un país en el que no se pueden establecer activos significativos y desde el que, en cualquier caso, no se podría proyectar poder sobre China (hay montañas de 8 km de altura entre ambos países). A la India no le importaría, ya que ha demostrado que puede estrangular económicamente a cualquier gobierno nepalí que no le agrade. Y China se encogería de hombros tras su muro del Himalaya (Bertrand, 2025).
Conclusión
El asunto de Nepal es un tema de alta complejidad, que entrelaza aspectos estructurales internos con la presión de terceros actores que potencian o disminuyen su influencia para lograr el comportamiento de un Estado. No obstante, se puede apreciar con total claridad que el factor social de una nación tiene toda preponderancia para la supervivencia del Estado, toda vez que tanto interna como externamente una población puede ser influida hasta llegar al total quiebre institucional. Por tanto, se observa nuevamente que la población de un país – así como lo consideró Clausewitz en su trinidad de la guerra – cobra total relevancia para la consecución de los intereses nacionales, pudiendo ser incluso utilizada como un arma en contra de su propia patria por agentes externos que así lo determinen.
Adicionalmente, es necesario observar de qué forma se comportan los individuos de una población según su rango etario, dado que denota la particularidad de sus intereses, motivaciones y respuestas personales y colectivas. Por tanto, se torna prioritario que un Estado ponga total atención sobre toda su población y mantenga a toda costa los principios y valores nacionales, toda vez que esto se traduce en resultados en todas las áreas de desarrollo de un país, e incluso en los casos más extremos – como es el de una guerra – será determinante para mantener la resistencia de la nación.
Finalmente, Nepal es un nuevo caso donde la agitación social surge a raíz de causas aparentes (como es el caso de la prohibición de las redes sociales), sin embargo, las causas reales o estructurales de fondo (pobreza, corrupción, nepotismo, etc.) son aquellas que generan la explosión emocional societal, con efectos violentos extendidos. En tal sentido, es menester que la estructura estatal tenga conciencia de la factibilidad de ser influidos socialmente por terceros agentes, quienes pueden fácilmente actuar desde plataformas de redes sociales, comunicacionales, expresiones artísticas, etc.