Desde el 20 de enero de 2025, el conflicto en el Mar Rojo se fue intensificando como una amenaza directa a la seguridad marítima internacional. No obstante, a raíz de la permanente presión hutí en la zona, éste se recrudeció a partir de la noche del 29 de marzo, cuando fuerzas británicas lanzaron un ataque aéreo con cazas de combate Eurofighter Typhoons de la Royal Air Force en contra de objetivos militares del grupo yemení Ansarullah[1] (hutí), mientras que Estados Unidos mantenía su presencia permanente en la zona.
[1] Partidarios de Dios en árabe.
Esta es la primera participación del Reino Unido, mediante una campaña de bombardeos, desde el regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos – según el CENTCOM[1] se han registrado más de 800 ataques desde que se iniciara la Operación Rough Rider (15 de marzo) – ya que durante la administración Biden habían participado en distintas ofensivas militares en la región del Mar Rojo y el territorio yemení (De Miguel & Español, 2025; Yeung, 2025).
Estos ataques fueron en respuesta a la amenaza constante que el libre tránsito marítimo[2] en el Mar Rojo, ya que ha caído en 55% la navegación a través de dicho paso geopolítico, costando miles de millones a privados, incrementando, a su vez, la inestabilidad regional y poniendo en riesgo la seguridad económica de los diversos mercados internacionales (De Miguel & Español, 2025).
El grupo insurgente y movimiento político hutí, con apoyo iraní, ha lanzado una serie de ataques contra buques mercantes y de guerra, obligando a Estados Unidos y sus aliados a responder ofensivamente. El presente análisis se efectúa desde una perspectiva del nivel táctico de la conducción militar, abordando las operaciones ejecutadas por los actores intervinientes en la zona, desde el 01 de enero de 2025 hasta hoy, y revisando las capacidades, acciones y resultados enmarcados en un escenario dinámico y complejo que combina acciones de guerra convencional, asimétrica, electrónica y tecnológica.
[1] Partidarios de Dios en árabe.
[2] El Central Command o Mando Central de los Estados Unidos es el comando combatiente norteamericano que cubre la región del Medio Oriente.
[3] Principio fundamental para el comercio internacional y el desarrollo económico, que asegura la libre navegación de embarcaciones de cualquier país del mundo en el uso de los océanos para el comercio y transporte internacional.
El marco operacional en el que se circunscribe el conflicto en el Mar Rojo cuenta con la participación del grupo armado yemení de minoría musulmana chiita y respaldado por Irán, quienes se involucraron con ataques en la zona señalada, desde fines de 2023. Esta constante actitud ofensiva hutí ha afectado a buques comerciales y militares con bandera o matriculados en Estados Unidos, Reino Unido, Israel y/o quienes han brindado apoyo a este último Estado en su conflicto en la Franja de Gaza – expandido hacia otras zonas de Medio Oriente. Las operaciones mencionadas han generado una respuesta militar significativa de Estados Unidos y de sus aliados, mediante operaciones aéreas y navales que buscan neutralizar la capacidad militar de la agrupación proiraní.

Figura N°1 Mapa de la zona bajo tensión con el Estrecho de Bab el-Mandeb y el de Ormuz.
Nota: El Economista.es (2024).
1. Capacidades y tácticas utilizadas por los actores involucrados
Desde la perspectiva del nivel táctico, el movimiento yemení Ansarullah ha consolidado una estructura operativa descentralizada basada en la guerra asimétrica, con una estructura de mando y control bien definida, pero con conexiones en forma de red, más que en una dinámica piramidal. Esto les ha permitido hacer frente a fuerzas estadounidenses mediante el uso de tácticas de saturación con ataques de drones, emboscadas navales, empleo de minas flotantes y guerra electrónica para interferir los GPS y radares de la fuerza Occidental. Asimismo, han basado su empleo en la utilización del factor sorpresa y la movilidad como base de su efectividad, lo cual se basa en el conocimiento de la geografía propia y su aprovechamiento para establecer posiciones ofensivas esporádicas (Hinz, 2025).
Respecto de los medios empleados, el grupo armado yemení cuenta con drones explosivos Samad-3, Qasef-1 y “Wa’aed” (Al-Dhahab, 2025), entre otros recursos. Este último se asocia a la familia de los Samad, capaces de atacar objetivos navales y terrestres desde largas distancias. Además, disponen de misiles balísticos de corto alcance Badr-1P, misiles de crucero antibuque Quds-2, y embarcaciones no tripuladas con carga explosiva (IISS, 2025; Hinz, 2024). Adicionalmente, Irán ha contribuido con el suministro de drones, misiles y sistemas de guerra electrónica al grupo yemení, junto con contribuir a la configuración de redes de radar y emboscadas (Robinson, 2025).
Por su parte, Estados Unidos ha ejecutado operaciones basadas en la Quinta y Sexta Flota para su proyección ofensiva hacia el Mar Rojo, siendo complementadas con el despliegue de destructores con sistema de combate AEGIS[1], misiles Estándar 6 (SM-6)[2] y Tomahawk lanzados desde buques y submarinos. La fuerza aérea embarcada en portaaviones (F/A-18 Super Hornet) y los UAV MQ-9 Reaper[3] permiten generar ataques de precisión y vigilancia permanente. Tácticamente, se ha priorizado la interdicción/destrucción de plataformas hutíes antes del lanzamiento de misiles, los bombardeos selectivos sobre instalaciones militares en territorio yemení, y la protección de rutas marítimas comerciales con patrullas multinacionales.
[1] El sistema de combate AEGIS es un sistema de defensa naval estadounidense integrado que utiliza radares y computadores para rastrear y destruir objetivos enemigos (Eckstein, 2024). La Armada estadounidense ha empleado este sistema en el mar Rojo para interceptar misiles y drones de los hutíes.
[2] Los misiles Estándar 6 este es un misil multimisión con capacidad para guerra antiaérea, defensa antimisiles balísticos terminales y ataque antibuque (Missile Defense Project, 2023).
[3] MQ-9 Reaper es un dron de combate utilizado por las fuerzas aéreas estadounidenses, italianas y británicas. Su principal función es la de recopilación información, vigilancia, ataques precisos y apoyo aéreo cercano. Su costo aproximado es USD 32 millones.

Figura N°2 Infografía de misiles utilizados por hutíes.
Nota: The International Institute for Strategic Studies – IISS (2021)
Asimismo, el contingente norteamericano cuenta con el apoyo de Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos en tareas de inteligencia y control territorial, desplegándose defensivamente en entornos urbanos, con la utilización de vehículos blindados ligeros, morteros y artillería remolcada. Simultáneamente, se han mantenido patrullajes marítimos disuasivos con el uso de lanchas rápidas.
2. Evaluación de la Operación Rough Rider
La operación conjunto-combinada Rough Rider (con fuerzas estadounidenses y británicas) tiene como objetivo controlar las rutas marítimas en el Mar Rojo y el Golfo de Adén, particularmente esta última dado que es clave para el tráfico marítimo. Por tal razón, la operación se ha basado en la conformación de convoyes protegidos, vigilancia satelital permanente y el despliegue de fuerzas especiales para intervención inmediata ante cualquier aproximación hutí (BBC News Mundo, 2025). Si bien, la operación ha destacado por el nivel de precisión desde su inicio el 15 de marzo – con más de 800 objetivos azotados y la muerte de cientos de combatientes y líderes hutíes – Washington reconoce que aún no ha logrado detener al grupo insurgente yemení totalmente, a pesar de afectar su nivel de eficacia y ritmo operativo, además de disminuir en un 69% los lanzamientos de misiles balísticos y en un 55% el uso de drones (Agencia EFE, 2025). La amenaza que suponen los hutíes al tráfico marítimo ha dejado en evidencia cómo la guerra naval moderna requiere de una interacción e interrelación de múltiples variables como son la detección anticipada, la reacción rápida y la neutralización de amenazas dispersas en un área, como es el grupo yemení (Ebrahim, 2024).
La evolución del conflicto en el Mar Rojo dependerá de varios factores. A partir de la contraofensiva occidental, los hutíes debieran ajustar las opciones que han adoptado hasta la fecha. Dado que dicho paso marítimo – actualmente intervenido – permite el suministro sostenido y la capacidad operativa del grupo yemení, existe la posibilidad de que busquen incorporar vehículos submarinos no tripulados o Unmanned Underwater Vehicle (en su sigla en inglés UUV), ataques de enjambre[1] coordinado de drones y operaciones de sabotaje remoto (CIMSEC, 2024) con la finalidad de entorpecer la capacidad de detección y de operación de la fuerza conjunto-combinada de Estados Unidos y el Reino Unido.
Sin embargo, Estados Unidos cuenta con una capacidad tecnológica elevada que podría anular las intenciones de adaptación de tácticas de los hutíes. La flota norteamericana mantiene capacidades de inteligencia artificial para la detección de amenazas y designación de blancos, armamento láser defensivo y una alta integración de capacidades cibernéticas que marcarán la evolución táctica en el Mar Rojo y el Golfo de Adén. A su vez, se puede anticipar una mayor consolidación de las coaliciones navales multinacionales y una mayor presencia de fuerzas de reacción rápida desplegadas en plataformas navales.
[1] El ataque de enjambre implica el uso de una gran cantidad de recursos para saturar la defensa del adversario, buscando la saturación del objetivo.
Conclusión
El conflicto entre el movimiento yemení Ansarullah (hutíes) y las fuerzas conjuntas de estadounidenses y aliados en el mar Rojo y en el Golfo de Adén, han expuesto la relevancia de la adaptación táctica en un ambiente operacional híbrido. Esto es un factor relevante, dado que se aprecian fuerzas convencionales empleándose en contra de una amenaza irregular que se basa en opciones tácticas creativas y que no se ajustan al derecho internacional de los conflictos armados, por lo cual será un laboratorio en vivo que expondrá el empleo de avanzadas tecnologías y de una guerra multidominio en dicha región.
A raíz de los hechos y la persistencia del grupo yemení, se puede afirmar que los factores intangibles que componen la potencia relativa de combate tienen una alta preponderancia en el conflicto moderno. Los hutíes han logrado proyectar su poder regional a través de la movilidad, la sorpresa y la saturación de diversos dominios, con el apoyo de capacidades tecnológicas suministradas por Irán (SWI swissinfo.ch, 2025); mientras que Estados Unidos y sus aliados han mantenido una ofensiva con ataques de precisión y una coordinación táctica multinacional. Para ellos, el éxito dependerá de la capacidad de anticipación, de la mantención del esfuerzo operativo, de la explotación permanente del espectro electromagnético y de la flexibilidad táctica ante un adversario dinámico y descentralizado que ha puesto en jaque los espacios marítimos del Mar Rojo y el Golfo de Adén.