El 30 de agosto de 2025, el grupo insurgente de los hutíes confirmaron el homicidio de Ahmed al-Rahawi, primer ministro del gobierno yemení bajo el control de los hutíes. Al respecto, anunciaron que había muerto a raíz de un ataque aéreo israelí en Saná, el jueves 28 de agosto recién pasado, junto con varios otros ministros. La corroboración se produjo mediante una declaración emitida por el Consejo Político Supremo hutí, encabezado por Mahdi al-Mashat, según reportaron diversas fuentes, incluyendo Reuters, Al Jazeera y la BBC. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) también confirmaron el resultado del ataque en la eliminación de al-Rahawi y otros altos cargos hutíes el 30 de agosto de 2025 (The Guardian, 2025).

Figura N°1 Ataques aéreos israelíes golpearon la capital yemení, Saná Nota:(The Associated Press, 2025).
Durante las semanas recientes, el conflicto entre los insurgentes hutíes de Yemen e Israel se había agudizado, con la ejecución de una serie de ataques y contraataques, impulsados primordialmente por la solidaridad de los hutíes con el pueblo palestino en el contexto de la guerra en curso entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza. De este modo, por ejemplo, el 14 de agosto, un proyectil balístico fue interceptado por las defensas aéreas israelíes, según informaron las FDI. El lanzamiento de dicho misil fue el primer incidente de este tipo desde que los hutíes intentaron un ataque con drones contra Israel el día martes 12 de agosto (The Times of Israel, 2025). Posteriormente, el día 22 del mismo mes, los hutíes desplegaron un dron y un misil balístico equipado con una ojiva de bomba de racimo hacia Israel, lo que representó el primer empleo registrado de estas modalidades de municiones por parte del grupo desde 2023. El vehículo aéreo no tripulado fue derribado después de múltiples intentos infructuosos de interceptación, mientras que el proyectil aparentemente se desintegró en el aire durante su descenso. Se reportaron ataques adicionales con misiles y drones, dirigidos a áreas como el aeropuerto Ben Gurión, Tel Aviv y Ashkelon. La mayoría de ellos fueron interceptados, aunque causaron efectos menores por el impacto de restos en el territorio (The Times of Israel, 2025).
La respuesta israelí no se dejó esperar y se materializó el día 24, con diversos ataques en distintas áreas de la capital de Yemen (Saná) incluyendo un emplazamiento militar donde se ubica el Palacio Presidencial, la instalación petrolera de Asar y la central eléctrica de Hizaz (The Associated Press, 2025). Subsiguientemente, las FDI declararon que su fuerza aérea interceptó un proyectil lanzado desde Yemen en la madrugada del 27, tras la activación de las alertas en diversas regiones del país (Middle East Eye, 2025). El 28 de agosto se reportó que Israel detuvo varios drones procedentes de Yemen (The Jerusalem Post, 2025), y horas después, Israel comunicó que ejecutó ataques adicionales contra Saná. El objetivo de los ataques israelíes apuntaba a una reunión de altos funcionarios hutíes, tal como lo reportó el medio de comunicación qatarí Al Araby (Haaretz, 2025).
Esta última acción resultó en la muerte del primer ministro de Yemen y algunos de sus ministros, como fuese señalado inicialmente. El 1 de septiembre, las Naciones Unidas (ONU) informó que, el 31 de agosto, los hutíes arrestaron al menos a 11 de sus funcionarios en redadas ejecutadas en instalaciones de la ONU, como respuesta de las autoridades rebeldes tras el asesinato de su primer ministro por parte de Israel. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió su «liberación inmediata e incondicional» y confirmó que 11 miembros del personal de la ONU habían sido objeto de «detenciones arbitrarias» (The Japan Times, 2025). Además, los hutíes afirmaron haber atacado con un misil a un petrolero israelí en el Mar Rojo y que lo habían alcanzado directamente. La Organización de Operaciones Marítimas del Reino Unido (por su acrónimo en inglés UKMTO) declaró el día de ayer que el ataque no había dado en el blanco (The South China Morning Post, 2025).

Figura N°2 Una esfera ígnea se eleva desde el lugar de un ataque aéreo israelí en Saná, Yemen, el 24 de agosto de 2025 [Archivo: Reuters]. Nota: (Al Jazeera, 2025).
Conclusión
De la mano con la reciente publicación de un documento relativo a los hutíes por parte de este Centro, se aprecia que la tensión y enfrentamientos directos entre Israel y el grupo insurgente yemení se ha mantenido en el tiempo, lo cual manifiesta la mantención de una contraposición de intereses, centrados en profundos aspectos religiosos y culturales, que se han potenciado por el accionar de las FDI en la Franja de Gaza. Hasta ahora, la confrontación se ha mantenido en la lógica de los fuegos aéreos (con aeronaves y misiles), que han azotado blancos de diverso tipo para ambas partes. Sin embargo, la reciente eliminación del gobernante yemení marcará un punto de inflexión que podría traer consecuencias en cuanto a las represalias que se vayan tomando mutuamente, en una dinámica de la acción, reacción y contrarreacción.
A pesar del enfrentamiento israelí-yemení, no se puede perder de vista el rol de Irán en esta pugna de voluntades. En tal sentido, Yemen y los hutíes – como parte del Eje de la Resistencia – constituyen un aliado y proxy de Irán, nación única y resistente del Medio Oriente, arraigada en una identidad persa, antigua y cohesionada, que presenta características geográficas que la distinguen entre muchos Estados artificiales de la región. A pesar de décadas de confrontación con Estados Unidos, Israel y sus aliados Irán no ha variado significativamente su comportamiento o modificado su gobierno. Los bombardeos aéreos y navales, las sanciones económicas, los ciberataques, la eliminación selectiva de blancos de alto valor y el apoyo a las fuerzas opositoras regionales no han generado una victoria definitoria sobre Irán, toda vez que la única forma de definir resultados concretos en una guerra es a través de ganancias territoriales, lo que implica una operación militar a gran escala que ponga las “botas en el terreno”, una estrategia que demandaría una movilización masiva y una voluntad política que, en la actualidad, no se encuentran presentes en Washington, ni en otros actores.
En el caso de generarse una invasión terrestre – que debiese efectuarse con una fuerza expedicionaria – se correría el riesgo de escalar el conflicto a una nivel nuclear, toda vez que no existe información cierta del nivel de desarrollo nuclear iraní, pudiendo abrirse la opción de una confrontación con armas de destrucción masiva, situación que se ha evitado a lo largo de las últimas décacas.
Finalmente, a pesar de nuestra distancia geográfica respecto al Medio Oriente, Chile se encuentra sometido a segundos y terceros efectos de lo que pueda ocurrir en dicha región. Regularmente los análisis apuntan a aquellas repercusiones económicas, principalmente en lo relacionado con el valor de los combustibles, sin embargo, existen otras derivadas concernientes con aspectos de política exterior y la postura que asuma nuestro Estado con respecto de conflictos extranjeros. La posición chilena, debiera ser enfocada siempre con respecto a los intereses nacionales que sirvan a los fines de nuestro país, como parte de la visión y las políticas de Estado.